Milo y el sillón

Tiempo atrás decidimos que Milo no se subiría al sillón más. Después decidimos que sí se podría subir, siempre y cuando hubiera una toalla que protegiera el sillón y nosotros le dieramos el permiso para subirse. Hasta hace unos días, Milo pedía permiso poniendo su cabeza sobre el sillón y dándonos una mirada muy especial para que no le negaramos el permiso.

En los ultimos días, ya no pide permiso y si nosotros nos vamos a dormir cuando el todavía está en el sillón, se queda ahí toda la noche. Ayer no lo deje subirse pues todavía estaba algo mojado despues de la vuelta a la cuadra pero aún asi se subió y lo tube que bajar un par de veces. Por fin se dió por vencido y se fue a dormir a su cama.

En un par de días mi cuñado va a venir a visitarnos por casi un mes y dormirá en el sillón. Uno de los dos no estará muy felíz con el otro. En mi opinión, mi cuñado será el inconforme con la actitud de concha que Milo tiene. Solo imaginate, una persona que jamás ha vivido con un perro ahora tendrá que compartir un muy pequeño departamento y tal vez hasta el sofá con uno.